Desde la independencia hasta nuestros días, los países latinoamericanos han estado sujetos a repetidos ciclos y crisis de deudas soberanas, las cuales frecuentemente han generado circunstancias muy difíciles para gobiernos, economías y sociedades. El estado de la deuda externa de México es un argumento nacional, donde las variables macroeconómicas globales, a nivel internacional, se mueven y ajustan causando interferencia en los mercados mexicanos. La volatilidad en la economía mexicana es un claro ejemplo de la poca estabilidad presupuestaria que tiene el país.
Dado que México ocupa un lugar importante entre la lista de deudores del Banco Mundial (BM), entre los que destaca China, con la diferencia de que el país asiático tiene una economía ocho veces mayor a la mexicana. Según los analistas financieros, estos recursos que obtiene a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), no han sido suficientes para reducir, de manera importante, sus niveles de pobreza. Esta situación tiene sus riesgos macroeconómicos. El endeudamiento de México, según el propio Banco Mundial, ha servido de poco.
Se sabe que casi cerca del 81 por ciento de la deuda externa de nuestro país, está en dólares estadounidenses. Al finalizar el año 2016, la deuda externa total que tenía México era de 412 mil 34 millones de dólares, según el Banco de México. Ahora bien, el Producto Interno Bruto (PIB), cerró el 2016 en 18.24 billones de pesos, con un aumento de un 7 por ciento.
Hasta la fecha, la deuda externa abarca, desde financiamientos obtenidos mediante la colocación de valores en el exterior, y los créditos provenientes de la banca internacional, a los que se suma el equivalente en dólares de la tenencia de extranjeros, de valores de deuda, denominados en pesos, como los Bonos a Tasa Fija, Cetes, Udibonos y Bono D, según información de El Financiero.
Hoy en día, la deuda externa de México ha frenado su crecimiento, en comparación con años pasados; eso no demerita el valor de ella y que aún existe. Sin embargo, según publicó el propio Banco Mundial, el porcentaje de la población por debajo de la llamada línea de pobreza, aumentó de 51.1 por ciento en 2015 a 52.3 en 2016. La deuda pasará a ser pagada con el trabajo de los hijos de nuestros hijos, si no es que algún millonario loco finiquita la gran deuda.