La Independencia de Texas fue un proceso originado por los enfrentamientos armados entre los colonos texanos y el ejército de México. Abarcó un período que va desde el 2 de octubre de 1835 hasta el 21 de abril de 1836. Durante este período tuvo lugar la Guerra de Texas, también conocida como Guerra de Independencia de Texas.
La conquista de parte del territorio mexicano por parte de las tropas estadounidense, luego de las batallas de Molino del Rey y Chapultepec, golpeó la moral mexicana. Durante nueve meses Estados Unidos ondeó su bandera en el Palacio Nacional; esta herida jamás se cerró.
Pero ¿qué tan distinta habría sido la suerte económica de México si su territorio nacional incluyese hoy a California, Texas y los demás territorios que cedió a la expansión estadounidense del siglo XIX?
Más que una pérdida territorial
Lo que México perdió en el siglo XIX se ha convertido, por supuesto, en un emporio de riqueza que deslumbra al mundo. No es por nada que en Estados Unidos a California se le conoce como el «Estado Dorado».
Texas, por su parte, es también hoy una megapotencia económica, el epicentro mundial de la industria energética y un estado que tiene, por sí solo, un producto interno bruto de $1.6 billones de dólares, mayor que el de todo México, que llega a $1.046 billones de dólares.
Si la federación mexicana contará hoy en día con esos dos estados en su dimensión económica actual, México multiplicaría por cinco su actual producto interno bruto.
Al sumarle el actual PIB de California y Texas, la economía mexicana llegaría a $5 billones de dólares de PIB anual, y sería la tercera mayor economía del mundo, apenas superada por Estados Unidos y China.
Y, ¿culturalmente?
Si bien actualmente los estados del norte de México tienen una diferencia marcada culturalmente y en lenguaje; quizá si México hubiera retenido los otros estados, esta diferencia estaría más marcada, incluso económicamente.
Al tener todo el territorio Maya, México quizás le hubiera dado más importancia a esta cultura que a la azteca y esto se vería reflejado en la ubicación de las ciudades importantes, moneda, bandera, etcétera.
Se puede especular para siempre, acerca de qué clase de caminos distintos habrían tomado esas regiones y el mismo país, si hubiesen seguido en manos de México.
Pero lo cierto es que nuestra nación vive con la compleja realidad de tener como vecinas a tierras que fueron suyas, pero que sólo alcanzaron su enorme potencial económico, después de haberse perdido ante Estados Unidos.