El término tropical se refiere, tanto al origen geográfico de estos sistemas, que se forman casi exclusivamente en las regiones tropicales del planeta, como a su formación en masas de aire tropical de origen marino. El término tormenta se refiere a la naturaleza ciclónica de las mismas, con una impacto muy grande que afecta a cientos de poblaciones.
Una tormenta tropical peligrosa se origina en una región oceánica tropical, y se intensifica a medida que gira y alcanza velocidades de viento superiores a 119 kilómetros por hora. Cada tormenta tropical se clasifica en categorías dependiendo de su fuerza y localización, con ello se la podrá llamar ciclón tropical, tifón, huracán, depresión tropical o ciclón.
Las tormentas tropicales pueden producir vientos, olas extremadamente grandes y muy fuertes, tornados, lluvias torrenciales, mismas que pueden producir inundaciones, y también pueden provocar marejadas ciclónicas en áreas costeras. Se desarrollan sobre extensas superficies de agua cálida y pierden su fuerza cuando tienen contacto con la tierra.
Esa es una de las razones por la que las zonas costeras son dañadas de forma significativa por las tormentas tropicales, mientras que las regiones interiores están relativamente a salvo de recibir solo fuertes vientos. Sin embargo, las fuertes lluvias pueden producir inundaciones tierra adentro.
Un antecedente reciente, está en el huracán Franklin, que se degradó a tormenta tropical y tocó territorio mexicano. Después de la llegada del huracán Franklin, diversos municipios en Veracruz se vieron afectados con fuertes lluvias y vientos. Cientos de personas se resguardan en albergues para que, cuando sea posible, puedan volver a sus casas. 
Aunque en otras regiones del mundo, las tormentas tropicales han causado grandes daños a la poblaciones, al grado de destruir avenidas, negocios, edificios, es decir, ciudades con pérdida total y en estado de emergencia. Esto se debe a la intensidad de las lluvias, vientos e inundaciones que pueda provocar cada tormenta.
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