México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. La Fiscalía Especial Mexicana para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión, registró 104 asesinatos de reporteros entre 2000 y 2014.
Durante el periodo de gobierno de Enrique Peña Nieto, las cifras han llegado a las 31 víctimas que fueron privadas de la vida, según La Londinense, Artículo 19. De acuerdo con la organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras, tan sólo en el año 2016 fueron asesinados nueve reporteros; de ese modo coloca a México entre los países sin guerra, más peligrosos para ser periodista, en América Latina.
Las mayores amenazas para los periodistas provienen de personas o círculos de poder, que quieren frenar información que los llegue a perjudicar. Tal es el caso de grupos delictivos, como los carteles criminales y personas involucradas o cercanas a ellos. Reporteros Sin Fronteras denuncia que las autoridades no hacen caso ante las denuncias que hacen los periodistas por amenazas de muerte. México se encuentra entre los países más peligrosos para ejercer la profesión de periodista, sólo por debajo de Siria y Afganistán.
“Quien está detrás de la violencia contra periodistas, involucra diversos factores que confluyen, como el crimen organizado actuando en muchos estados en colusión con la autoridad a todo nivel, y los periodistas que deciden informar sobre temas sensibles, están en la línea de fuego y son asesinados y desaparecidos con total impunidad”, menciona en entrevista con Loret de Mola, Carlos Lauría, director de las Américas del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ).
Por otro lado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) asegura que los números de muertes siguen a la alza contra el ejercicio del periodismo en el país.
El silencio forzado, es como lo llaman los periodistas que quieren seguir su profesión, sin ver afectada su integridad física. México vive una crisis de libertad de expresión, con un clima de intimidación y temor de los periodistas para hacer su trabajo, lo cual produce una censura ante los hechos que se viven, día a día, en nuestro país. La desaparición de periodistas limita la libertad de expresión, la cual afecta el buen debate con respecto a temas de interés público, debido a la nula información que se puede llegar a tener, en temas importantes.