Una coincidencia de placas tectónicas y circunstancias geográficas han provocado una gran ola de sismos en todo el país.
Los sismos son un fenómeno común en México, pues está ubicado en una zona de “alta sismicidad”, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN). Allí interactúan cinco placas tectónicas: la de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe. De hecho, se reportan alrededor de 40 sismos por día.
Mayor movimiento en el sur
Toda la corteza terrestre está fragmentada y cada placa tiene un movimiento propio; en la parte norte de México esas placas se mueven a unos 3 centímetros por año, mientras que en el sur la velocidad puede alcanzar los 7 centímetros por año.
El movimiento relativo entre estas placas, en la parte del golfo de Tehuantepec (al sur del país), es mayor, por eso es por lo que los estados y sus costas, donde más se registra actividad sísmica, es en Chiapas y Oaxaca.
¿Qué son las réplicas?
Al ocurrir un terremoto, es normal que las rocas que se encuentran cercanas a la zona de ruptura comiencen a acomodarse de nueva cuenta, lo que produce una serie de temblores, mejor conocidos como réplicas.
El número de éstas siempre varía y no se sabe con certeza cuántas serán, pues pueden ser desde unas cuantas hasta cientos en minutos, horas, días o semanas, posteriores al sismo principal.
Registro de sismos
Entre el 1 de enero de 1990 y el 8 de septiembre de 2017 se han registrado en México más de 86,000 sismos de diferentes magnitudes. Cada día hay unos 15 sismos, inferiores a los dos grados, según estadísticas del Servicio Sismológico Nacional.
Desde hace dos décadas ha habido un aumento paulatino en la cantidad de sismos en territorio mexicano.
Después de los terremotos ubicados en septiembre del 2017, México se levanta poco a poco. Ha recibido apoyo de sus pobladores, universidades, brigadas de otros países, empresas, hospitales, animales entrenados para estas situaciones, organizaciones e instituciones no gubernamentales, y también de distintas instancias gubernamentales.
Se pusieron a disposición brigadas, centros de acopio, albergues, servicios médicos gratuitos, refugios para animales, así como telefonía, internet y transporte sin costo, por mencionar algunos.
El uso de las tecnologías de la información, ha resultado clave para comunicarse, para saber en dónde localizar centros de ayuda, lugares dañados y hospitales.