Seguramente alguna vez has sido testigo de este control policíaco llamado “alcoholímétro”, un operativo que consiste en revisar a los conductores de autos por la noche para saber que no van en estado de ebriedad y evitar así los accidentes.
El famoso torito abrió sus puertas en octubre de 1958, siendo un lugar en donde las personas que son detenidas por ingerir de manera irresponsable bebidas alcohólicas pueden pasar la noche bajo arresto; este lugar tiene capacidad para 124 personas, con un total de 30 celdas se dividen en hombres y mujeres.
Y aunque sabemos que estar tras las rejas no es la mejor manera de pasar una noche, sucede que este sitio no es tan “malo” como lo pintan.
La estancia de las personas dentro del Torito tiene de un lapso de 20 a 36 horas como máximo, de acuerdo al reglamento federal, tiempo en el que a las personas detenidas se les brinda asistencia social y psicológica.
A pesar de no ser un lugar de tan mal gusto, para las personas que disfrutan cada fin de semana de fiestas, antros y bares suele ser una pesadilla, siendo el único centro en la capital donde se atienden infracciones de esta índole.
Las infracciones son más en épocas significativas como el día de la Independencia, día de muertos y festividades de fin de año.
Sin embargo, sea la fecha que sea no es una experiencia agradable terminar tras las rejas del Torito, es por ello que para quienes beben constantemente es mejor optar por alternativas que no impliquen tomar el volante, pues no sólo podrían terminar en el Torito, sino también ocasionar accidentes viales y poner en riesgo muchas vidas.
@TresMonosSabios