La geopolítica ha retomado relevancia en oriente en pleno 2022, con el renovado, pero nada nuevo conflicto entre China y Taiwán.
Si bien, el conflicto empezó desde que China se asentó en Taiwán tras la Segunda Guerra Mundial, no fue hasta que representantes de Estados Unidos llegaran al segundo que se avivó el conflicto.
El conflicto detonó justo después de que la legisladora demócrata norteamericana Pelosi arribara a tierras taiwanesas, pese a que el gobierno chino expresara que la visita significaba una provocación.
Aún no se sabe con certeza qué podría pasar entre los dos países asiáticos y si sus acciones podrían terminar en una guerra como la que están viviendo actualmente Rusia y Ucrania.
Lo único cierto es que en este conflicto es importante entender que China considera desde su ideología a Taiwán como parte de su territorio chino, gracias a su “un sólo China”.
Además el hecho de que Estados Unidos se entrometa en sus problemas con Taiwán, también es parte de los posibles detonantes para tener una guerra.
Con la llegada de la legisladora Pelosi a China, el viceministro de Asuntos Exteriores, Xie Feng, declaró que era una provocación directa de EE.UU. por entrar a Taiwán sin pedir algún tipo de permiso, por lo que tomaría represalias.
De igual forma, Xie pidió al gobierno noteramericano hacerse responsable de los actos de Pelosi y así evitar castigos más severos contra Taiwán.
Esta estrategia tiene tres factores a tomar en cuenta:
Por un lado, el reconocimiento del espacio geográfico que rodea a Taiwán, en segundo lugar está un posible enfrentamiento naval con el gigante chino, en donde los misiles y espacios aéreos serían importantes.
Y finalmente el uso de las montañas y altiplanos de la isla a favor de Taiwán, a expensas de que llegara China a tierras taiwaneses.
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