Un linchamiento es, literalmente, un juicio organizado por civiles en el que priva la violencia contra alguien acusado de un delito específico. Pero, ¿qué es lo que lleva a los ciudadanos a recurrir a este acto? Es muy sencillo, la falta de acción por parte de las autoridades ha logrado que la gente busque justicia por su propia mano.
Al paso de cada sexenio la delincuencia aumenta en México y parece que a nuestros gobernantes este tema les importa muy poco o mejor dicho están inmiscuidos con los mismos delincuentes.
La verdad es que es preocupante que la sociedad tenga que recurrir a este tipo de actos para tener que frenar los actos delictivos a los que estamos expuestos. Si leemos algunas estadísticas podremos ver que en los últimos 26 años, en México se han registrado por lo menos 366 linchamientos en diferentes estados, principalmente en la zona centro-sur del país y en la mitad de los casos las personas cometieron robo.
Obviamente cabe destacar que no en todos los casos se han presentado desenlaces fatales; algunos de estos incidentes han quedado en golpizas para quienes son retenidos por la multitud, pero a pesar de esto la gente continúa con el coraje y la impotencia de saber que ni eso frena a los delincuentes, quienes tarde o temprano se recuperan y siguen delinquiendo. Y la impotencia es mayor cuando la falta de confianza en las autoridades se hace presente, dificultando que las personas se decidan a entregar a los responsables de un delito.
Es evidente que este tipo de actos no son para aplaudirse, ya que a final de cuentas estamos combatiendo violencia con más violencia y esa no es la respuesta más favorable ante la ola de delincuencia que estamos viviendo en el país; lo que se debería de hacer es presionar aún más a las autoridades para que cumplan con su deber, para que ellos sean los que tomen la seguridad del país en sus manos y hagan algo porque disminuya el crimen.